Después del parto puede haber dificultades para tener relaciones sexuales relacionadas con el dolor y la disminución del deseo sexual, así como el compromiso en el cuidado de los padres.

Por lo general se recomienda esperar unas seis semanas para retomar las relaciones sexuales, que en algunos casos puede ser un tiempo más que suficiente; aunque en en otros casos, el dolor puede persistir por puntos o pequeños desgarros.

Una de las causas más comunes de dolor es la sequedad vaginal que puede ocurrir debido a los cambios hormonales, durante la lactancia, y en este caso puede ser útil usar cremas hidratantes y lubricantes (hay que tener en cuenta la posibilidad de volver a quedar embarazada, incluso durante la lactancia materna, por lo que hay que evaluar el uso de precauciones compatibles acordadas con el ginecólogo).

Incluso desde un punto de vista psicológico pueden aparecer diversos problemas, como estados de depresión leve llamados “baby blues” hasta los casos más graves de depresión post-parto, y poco a poco es difícil para la mujer recuperar su papel de pareja/amante en conjunto con el de madre. Es importante recordar que en la actualidad, a diferencia de otros tiempos pasados, la mujer es la única que hace frente a las responsabilidades de los recién nacidos y los cambios en las tradiciones familiares que antes “acurrucaban” a la nueva madre, lo que se debe a que en la actualidad muchas mujeres tienen hijos no necesariamente dentro de una condición de pareja estructurada.

Incluso para el compañero, psicológicamente, la experiencia de la sexualidad en esta etapa puede variar de persona a persona y algunos trastornos pueden aparecer a partir de las experiencias evocadas por el nuevo papel de la pareja en los eventos más concretos como posibles derrames pequeños de leche materna durante algunas fases de la sexualidad y el niño que llora en los momentos “más íntimos”.

Aunque suspender la sexualidad durante un período transitorio no constituye un problema, hay que recordar que la sexualidad y la intimidad ayudan a mantener unida a una pareja.

Probablemente, los que después del embarazo cesan la actividad sexual por completo por años o la van retomando poco a poco, con muchas posibilidades tendrán más dificultades sexuales/comunicacionales y de pareja incluso antes del parto, que se utiliza de una manera más o menos consciente como motivación para “cerrar el negocio”.

Así que, a pesar de los problemas iniciales que puedan causar una nueva dimensión personal y familiar en lo que respecta al deseo y la sexualidad de los nuevos padres, será importante volver a apropiarse de forma activa y con creatividad de los espacios para vivir la dimensión de la pareja, lo íntimo y lo físico.

Mientras que la mujer tendrá que tratar de recuperar la posesión de su papel como mujer y amante, el hombre, a su vez tendrá que dejar de lado la visión de su pareja como “mamá amorosa”, y hacer que conviva con la de mujer, e incluso poner en juego el eros y la seducción.